Hoy se estrena en el Festival de Sitges la esperadísima Thirst, última película hasta la fecha del genial director surcoreano Park Chan-wook, que estará presente en persona por tercera vez en el Festival, tras asisitir a las ediciones de 2005 y 2007 con Sympathy for Mrs. Vengeance y Soy un cyborg respectivamente.
Sinopsis:
Un cura coreano, cuya rectitud y bondad hacen que sea respetado por toda su comunidad, viaja a África para experimentar con una nueva vacuna. Los efectos secundarios de esta medicina serán inmediatos: el buen cura se convierte en sediento vampiro. Tras la mutación, empieza a sentir un fuerte deseo por la esposa de un amigo. Juntos comienzan a descubrir los placeres de la carne y de la sangre. Park Chan-wook lleva esta historia de vampiros a su terreno: un gran poderío visual, mucha sangre y secuencias elegantes e imposibles. Una delicia para los ojos, tan arrebatada como preciosa.
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